Cuando vamos con niños a la piscina o a la playa, a la mayoría de los padres les entra un pánico atroz a que sus hijos caigan al agua, no sepan flotar, traguen agua, en definitiva, el miedo a que el niño pueda ahogarse dispara la alerta. Sin embargo, tras observar año tras año a padres y pequeños tanto en piscinas como en playas, he comprobado que estamos cometiendo varios errores, que sin duda, ni proporcionan la mejor seguridad para ambos, ni siquiera dejan tranquilos a los adultos, ni son eficaces para trasmitir a los niños la seguridad y confianza en el medio acuático.
El primer error que cometemos y la primera idea que hay que eliminar de nuestras cabezas, es confiar en los flotadores y manguitos. Todavía hoy podemos ver cómo la mayoría de niños utilizan los manguitos o flotadores, incluso en alguna ocasión vemos como se le coloca al niño ambos materiales.
Tenemos que tener claro que ni el flotador ni los manguitos son seguros.
Crean en los adultos una relajación ilusoria que en muchos casos lleva a dejar de estar atentos al 100%, pues pensamos que con dicho material el niño ya flota y por tanto estará seguro. Pero hay que tener especial cuidado porque con estos materiales el niño se pueden voltear, el manguito o flotador se puede desinflar, el niño se puede escurrir del manguito, además el filo en algunos de estos materiales de flotación pueden hacer rasguños o pequeños cortes, se puede pinchar,etc. En definitiva, no es un material recomendable para que nuestros niños jueguen en el agua. Además de que no son un material de aprendizaje y reducen la capacidad de movimiento y descubrimiento del medio acuático.
No podemos confiar la seguridad de nuestros niños en ningún material de flotación, ni siquiera en los materiales de aprendizaje como churros o patatas fritas, cinturones, tablas,etc. Todo material de flotación es un material auxiliar que proporcionan la ayuda necesaria para que el niño se mantenga a flote y pueda ir adquiriendo autonomía y pueda jugar libremente en el agua, pero nunca deben sustituir la atención y cercanía de un adulto.
En este punto, muchos padres preguntan, ¿y entonces, qué puedo hacer, qué material uso para que mis hijos floten y jueguen en el agua, y nosotros estar tranquilos?
Pues bien, la respuesta es más sencilla de la que nos pensamos, pero sin duda requiere de un esfuerzo, dedicación y atención del adulto. Lo recomendable es que especialmente en el caso de los bebés y niños de hasta 6-7 años ( aunque ya sepan nadar), éstos no pueden estar solos en el agua. La máxima seguridad para nuestros hijos somos nosotros.
El principal apoyo para que puedan jugar cuando son más pequeños será siempre el adulto y no un flotador, ni siquiera los que indican que son para bebés. De modo que mientras juegan con vosotros, no solo estarán seguros sino que se moverán y explorarán el medio acuático de forma libre y tranquila, evitando posibles sustos y miedos, y ganando confianza y autonomía sin ningún riesgo. A partir de los dos años y medio o tres años, que los niños ya adquieren autonomía, podemos utilizar material de aprendizaje auxiliar como los churros o patatas fritas, cinturones, etc. para que se sientan más autónomos y puedan desplazarse y jugar solos o con menos apoyo del adulto, pero siempre estando en el agua con ellos y prestando la máxima atención, pues pueden soltarse o resbalarse del churro, tragar agua, cansarse, etc. Y a medida que el niño crece y en función de cómo evoluciona su autonomía en el agua, a partir de los 7 años aproximadamente, no será necesario que estemos dentro, pero sí manteniendo el contacto visual constante y permaneciendo a una distancia que nos permita en el menor tiempo posible acceder al niño. Esto lo cumplimos de forma segura siguiendo la norma de seguridad que se llama,
Norma 10/20 y consiste en » observar la piscina cada 10 segundos y llegar hasta ella en menos de 20 segundos».
Los adultos tenemos que tener claro que somos los responsables y la forma de garantizar la seguridad de los pequeños. Así que este verano olvida los flotadores y manguitos, recuerda la Norma 10/20 y métete al agua con tus hijos, además de aprender jugando lo pasaréis bomba y los más pequeños estarán seguros.
Si tienes alguna duda o te gustaría que tu hijo aprenda a nadar este verano de forma respetuosa y divertida, supere posibles miedos o mejore la técnica, solo tienes que llamarme o mandarme un whatsapp al +34.685.643.094 o escribirme un email a info@swimibiza.com .